Siempre nos quedarán caminos por recorrer.

Siempre nos quedarán caminos por recorrer.
Que las palabras solo son unas cuantas letras formando algo que no tiene sentido hasta que no lo sientas de verdad.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Pequeña historia de Marina - Andrés Suárez (cover)


Oscuridad.


El hombre, en su afán de ganarle la partida a la oscuridad, inventó la luz eléctrica aun sin darse cuenta de que ni llenando con sus bombillas cada centímetro cuadrado de la Tierra conseguiría iluminar jamás la más oscura de las oscuridades: la que está en el interior de las personas y está presente tanto de noche como de día, en cada mentira, cada gesto de maldad, intolerancia, desprecio…
Ojalá nos preocupáramos tanto de iluminar nuestro interior como lo hacemos con nuestras calles.

Un mundo de locos.

El crepitar de las hojas secas al pisarlas es, seguro, como el sonido que hace la esperanza al perderse, la ilusión al caerse o un corazón al romperse. Un sonido hecho para reivindicar en última instancia el perdurar de algo que una vez estuvo vivo.
Como el paso aletargado de un anciano, la caída implacable de un avión de papel o el inherente marchitar de una flor.
Vuela ese sonido entre los corazones ávidos de poesía, de palabras que llenen cada ventrículo con un torrente de ganas de vivir y sentir.
Hemos tardado muy poco en revolucionar la tecnología pero estamos tardando demasiado en darnos cuenta de cosas tan sencillas como que la retina es la mejor cámara, el corazón el motor más potente o la risa la mejor red social.
Andamos siempre buscando lo que no necesitamos, pasando por alto lo que ya tenemos sin haberlo buscado; o lo que es peor, necesitando algo que no nos atrevemos a buscar por miedo a encontrarlo.
Si al final de todo sólo quedan hojas secas en el suelo... Y el crepitar de la memoria arrepintiéndose de todo aquello que no se hizo por miedo, por la duda o por la comodidad de quedarse en un puerto seguro...
Nunca te arrepientas de nada de lo que hiciste, pues bueno o malo, gracias a ello eres quien eres hoy.

Esperanza

En este mismo instante
llega a mí un sonido extraño,
quizá sea tu corazón palpitante
que se desboca por el olor de una flor
o puede que sea el mío
intentando salir adelante.
Me quedo con tu sombra y tu mirada
encerradas dentro de un cajón
al abrigo del olvido y las heladas
por si algún día sin razón
decido salir a recordarte.
Un día en el que sienta
que tus calles están vacías
y que en algún lugar de la acera
puede haber sitio para mí.
Necesito un sitio grande pa vivir,
que quepa la esperanza que hay aquí
porque no voy a ningún lugar sin ella
mientras ella no se quiera ir;
la quiero en cada parte de mi cuerpo
y más fuerte no lo puedo querer
pues sólo ella me concede el deseo
de caminar junto a ti.