Le quiero más que a nada...
Como odio esta maldita presión en el pecho cada vez que te veo, odio ser consciente de todo lo que nos separa, y sin embargo sigo mirándote solo a ti. Odio esta sensación que se apodera de mi cuando alguien se te acerca, la impotencia de no poder hacer nada. Odio que no me pertenezcas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario